Quién: Con su rostro afable y su eterna barba blanca, Michael Haneke es el Papá Noël de los regalos envenenados. Es el único que este año compite por la Palma de Oro, y ya tiene no una, sino dos, en su haber: la prefabricada 'La cinta blanca' (2009) y la más conmovedora 'Amor' (2012). Antes ya vino con por 'Caché' (2005), 'La pianista' (2001), 'Código desconocido' (2000) o 'Funny Games' (1997), y cosechó no pocos galardones. Maestro de sólidas credenciales, confiábamos en él. Pero nos ha fallado.

Qué: En Calais, donde los campos de refugiados quedan fuera de plano, asistimos a las desventuras de una familia burguesa muy rica. El patriarca (Jean-Louis Trintignant) está cansado de la vida, y sólo piensa en quitarse de en medio; su hija (Isabelle Huppert), prometida a un banquero británico (Toby Jones), lidia con el inútil de su hijo (Franz Rogowski) y con los problemas de la empresa, como un aparatoso accidente en una obra, mientras que su hermano (Mathieu Kassovitz) mantiene un tórrido romance extramarital con una violoncelista enajenada y tiene que hacerse cargo de la hija de un primer matrimonio, que ha envenenado a su madre, aunque eso nadie lo sabe.

Cómo: La niña que mata a su madre y graba sus hazañas (también asesina a un hámster, por probar) es como una prima no muy lejana del protagonista de 'El vídeo de Benny' (1992); la hanekiana Isabelle Huppert (en su cuarta colaboración con Haneke) parece estar presente sólo para hacer su numerito; aparecen algunas conversaciones filmadas en la distancia sin que sepamos de qué se trata, otro tópico hanekiano, y la sensación de déjà vu llega a su paroxismo cuando Jean-Louis Trintignant, cuyo personaje también se llama Georges, como el de 'Amor', nos explica que tuvo que asfixiar a su mujer con una almohada. Tal y como ya dejaba intuir la ironía de su título, 'Happy End' es una comedia autoreferencial hecha por alguien que carece de sentido del humor, o que lo tiene muy bávaro.

Jean-Louis Trintignant no para de enseñar los dientes; el hijo tonto de la Huppert, casi una réplica de el de 'Elle' (Paul Verhoeven, 2016), nos gratifica con una escena de karaoke pasada de vueltas (las escenas de karaoke casi nunca fallan) y la Huppert, como decíamos, hace su numerito (tampoco falla nunca, aunque aquí queda reducido a un par de gags). Pero más allá de que la película se repita, cosa que hacen las de todos los autores, que por eso son autores, o que nos riamos más o menos entre dientes, lo que nos aplastó en nuestras butacas era sobre todo la sensación de que la película no iba a ninguna parte, de que giraba en redondo para no decir nada, y que básicamente parecía un collage hecho con restos de serie, escenas eliminadas por malas, como un recopilatorio de caras b que incluso deja indiferente a los fans más entregados.

Thierry Frémaux, director artístico de Cannes, se jacta de que 'un festival es un laboratorio', intentando hacernos creer que los autores no son marcas de prestigio, pero todo los años vemos las mismas caras detrás de las cámaras. 'Happy End' es un mal final para el ecuador del festival. Con sus planos rodados con I-Phone 4, es un decir, y sus marranos chats de Facebook, Haneke intenta ponerse al día, pero no tiene nada (nuevo) que decir. Europa se va al traste, sí, y son las élites las que pilotan el desastre. Ah, y uno de los mejores chistes de esta comedia bávara es que no las vendieran como la película de Haneke sobre los refugiados (cosa ya de por sí temible), porque sólo hay una escena en el que aparecen, como metidos con calzador, invitados por provocación a la fiesta de esta burguesía privada de discreto encanto. Igual es el propio Haneke quien se ha aburguesado, o simplemente es otro caradura que sabe que puede colocar cualquier cosa, porque va sobrado de condecoraciones.

Cómo va la competición: Corren insistentes rumores de que Pedro Almodóvar premiará '120 battements par minute', una película sobre el sida y los 80 que no tiene mucho que decir a nivel formal. Este es nuestro orden de preferencia entre las películas que compiten por la Palma de Oro, y que hemos visto hasta ahora.

'Wonderstruck', de Todd Haynes.

'The Meyerowitz Stories', de Noah Baumbach.

'Okja', de Bong Joon-ho.

'The Square', de Ruben Ostlünd.

'Loveless' ('Nelbuyov'), de Andrey Zvyagintsev.

'Happy End', de Michael Haneke.

'Le redoutable', de Michel Hazanavicius.

'120 battements par minute', de Robin Campillo.

'Jupiter's Moon', de Kornél Mundruczó.