Ya se sabe quién muere en la tercera temporada de 'The White Lotus': el final que fue a la vez predecible e inesperado

La season finale de la tercera temporada de 'The White Lotus' ha sido tan brutal que es el único episodio bueno de toda la temporada. Es cierto que la segunda entrega de la serie de Mike White había dejado el listón muy alto pero es que lo que acabamos de ver no le llega ni a los pies a la primera. Y no tiene que ver con la ausencia de la querida Tanya McQuoid. Aunque, si todavía no has visto, 'Amor Fati, cuidado porque se vienen spoilers.

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Toda una temporada hecha solo para el episodio final

No sé si acordaréis ya pero 'White Lotus' se emitió en sus orígenes como una miniserie de única temporada. Su éxito entre crítica y público la acabaron convirtiendo en una serie tradicional que, con cada entrega, va cambiando de personajes y escenario. Consiguió incluso lo más difícil de todo: superarse con esa inesperada segunda tanda de episodios en Sicilia. Sin embargo, si no llega a ser por el brillante cierre de su tercera temporada, muchos ni nos plantearíamos volver a darle una oportunidad a la cuarta.

La historia en Tailandia empezó lenta. No pasa nada, es lo que tiene cambiar de personajes cada vez, hay que presentarlo y sentar las bases... Sin embargo, esa introducción se fue alargando semana tras semana hasta que la temporada parecía hecha única y exclusivamente hecha para explotar en el episodio final y dejar una resolución espectacular. Lo que pasa es que, hasta llegar a ese punto, son muchas horas dedicadas a ver cómo se construye la tensión sin que a penas pase nada de verdadero interés.

Personajes sosos y predecibles

'White Lotus' es una serie que funciona gracias a dos factores: sus personajes satíricos y la intriga por descubrir quién muere siempre en el último episodio. No obstante, si la tercera temporada consigue mantener el interés es solo por lo segundo. eso sí, me alegro de que lo haya hecho porque si hubiera abandonado a la mitad no habría llegado a entender que, en realidad, esta ha sido la temporada más profunda de todas a nivel abstracto.

Tal vez, los personajes hayan sido la mayor parte del tiempo aburridos y predecibles pero con el desenlace de la serie queda claro que eran un mero vehículo necesario para reflexionar sobre temas tan trascendentales como la razón de la existencia, la esencia del ser y hasta qué punto nos deshumaniza una cultura materialista y consumista.

Una muerte predecible por un número inesperado

Se nos prometió una muerte y ha acabado habiendo tantas que podemos hablar de tragedia griega. Incluso podemos perdonarle que las dos más importantes hayan sido bastante predecibles. Se trata de las de Chelsea y su novio Rick como resultado de la venganza que este quería urdir contra el asesino de su padre (al que nadie le sorprende que al final este fuera su padre realmente). Muere también él y sus guardaespaldas.

No solo que fuera uno de los dos de la pareja era la apuesta más segura por ser una trama que involucraba armas de fuego y muerte ya desde el principio sino que ya habíamos visto a la muerte acechar a Chelsea hasta en dos ocasiones previamente, temiendo incluso ella misma que hubiera una tercera vez.

Lo menos propio de Mike White es el desenlace cursi que nos ha dejado de la familia Ratliff, cuyo padre y cabeza de familia se ha pasado la temporada intentando ocultar el hecho de que están arruinados y planteándose matarlos con tal de que nunca descubrieran la verdad para acabar en un "la familia es o más importante". ¿En serio? Lo siento pero es normal esperar más de un guion del que salió la icónica frase: "Estos gais están intentando matarme".

Fotos | HBO

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